lunes, 14 de octubre de 2013

En la mecedora


Te balanceas  para que el vértigo de la memoria
entregue su dulce mareo,
es un juego que palpita como una cuna.

La quietud no moverá a estos espejos fluctuantes
pero
el impulso estremecerá esta campana,
si vas con rapidez se sacudirán las paredes
con las que choca el badajo
en el muro blanco y en el muro negro,
(uno dentro otro fuera).

Le embriaguez se prolonga,
y con el golpeteo de las paredes
cae este bello derrumbe 
dejando al péndulo en el moviendo
para que lo afable no deje de manar. 

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