miércoles, 15 de mayo de 2013

Del transito del día

                                                                      Inspirado por la lisergia y la embriaguez

De buscar buscando melodías distintas
tumbando en verdes prados ha quedado 
entre tanto susurro sacro amortajado. 
Escucha no escuchando el silencio, 
toca sin tocar la piel
come sin comer la miel. 

Caminatas destrozadas, quietudes esparcidas 
luces divididas.
Parques con sus árboles,
árboles con sus pájaros,
ellos con sus cantos,
nosotros y nuestros llantos. 

¿Dónde queda la nobleza del atardecer?
evasiva, alguien quiere atraparla,
se van sus soles
y de la noche llegan las canciones
sonidos claros y sin colores. 

Humos de olvido pasan por el techo negro
se van así como también se van los del recuerdo,
llega la hora de pagar el mal sano dividendo
y desollar  al seso sediento
por dejar respirar en paz este aliento.

Rugiendo quiero que llegue el amanecer  
pero en sigilo pasa y pisa
sin molestar al que descansa 
no interrumpe ni sus sueños ni anhelos
respeta sus pesares, logros y consuelos,
y se va a pesar de nuestro ruego 
y se va como en un eterno juego.  

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