Dime tú, donde crece dentro de nosotros la congoja.
¿En que víscera se esconde ese tormento
con voz grave, de volcán, aullando mudamente?
y estamos sordos, ciegos y torpes.
¿En que lugar de nuestro interior
queda almacenado el gozo y la sonrisa?
acaso en algún órgano invisible,
inquieto que peregrina por todo el cuerpo
y ciegamente busca su lugar definitivo,
su morada.
¿Será acaso eso que llaman alma
lo que se va magullando con nuestros pesares
y se va vitalizando con nuestras bienaventuranzas?
¿Será acaso así?
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